lunes, 14 de marzo de 2011

LAS RELIGIONES NO TE PUEDEN SALVAR


Primero leamos lo que Jesús mismo le dijo a sus discípulos mientras se encontraban en Jerusalén. "Luego se fueron al monte de los Olivos. Jesús se sentó, y los discípulos se le acercaron para preguntarle aparte: - Queremos que nos digas cuándo va a ocurrir esto. (Refiriéndose a su segunda venida y a la destrucción del mundo.) ¿Cuál será la señal de tu regreso y del fin del mundo? Jesús les contestó: - Tengan cuidado de que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: 'Yo soy el Mesías', y engañarán a mucha gente. Ustedes tendrán noticias de que hay guerras aquí y allá; pero no se asusten, pues así tiene que ocurrir; sin embargo, aún no será el fin. Porque una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; y habrá hambres y terremotos en muchos lugares. Pero todo eso apenas será el comienzo de los dolores (S. Mateo 24:3-8)."

Y Jesús continua diciendo: "…En aquel tiempo muchos perderán su fe, y se odiarán y se traicionarán unos a otros (S. Mateo 24:9)." Luego añade: "Aparecerán muchos falsos profetas, y engañarán a mucha gente. Habrá tanta maldad, que la mayoría dejará de tener amor hacia los demás… Y esa buena noticia del reino será anunciada en todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan; entonces vendrá el fin (S. Mateo 24:10-14)."

Es importante notar quién está hablando en ese momento. Es el mismo Jesús (¡El Hijo de Dios!). Una de las características de Dios es su capacidad de conocer el futuro (omnisciente). Así como él anunció que Pedro lo negaría tres veces antes de que cantara el gallo (S. Marcos 14:26-31) y que Judas lo traicionaría (S. Lucas 22:3-6), así también anunció las señales para que sepamos que el fin se acerca. Nótese que la Biblia no dice que Jesús "profetizó" que tales cosas sucederían, sino que dice que Jesús "anunció". La palabra profetizar significa: "Anunciar o predecir las cosas distantes o futuras, en virtud del don sobrenatural de profecía (Dic. de la Real Acad. de la Lengua Española. 1996)." ¡Es que Jesús no profetizaba, sino que anunciaba lo que iba a suceder! Esto gracias a su Naturaleza Divina -a su 'conocimiento sobrenatural de las cosas distantes o futuras'.

"Y esa Buena Noticia del Reino será anunciada en todo el mundo …Entonces Vendrá El Fin"

Vamos a empezar nuestro análisis de las cosas que la Biblia nos dice que sucederían antes del fin. Tomemos cada una de las profecías que se nos proporcionan y comparemos las mismas punto por punto con el mundo en que estamos viviendo hoy en día.

Este anuncio de parte de Jesús nos hace deducir que pocos años atrás hubiese sido muy poco probable que la venida del Señor y el fin del mundo hubiesen sucedido, ya que se estableció como condición la necesidad de que el anuncio de su reino fuese propagado por todo el mundo para que entonces viniera el fin. La destrucción del muro de Berlín, la apertura de la Unión Soviética (y con ello la capacidad de anunciar el Evangelio a los millones de Alemanes y Rusos comunistas que no habían escuchado nunca hablar de Jesús). No fue hasta hace unas cuantas décadas cuando la radio fue inventada y con la radio la capacidad de difundir la Palabra hasta los confines más lejanos de la tierra. La televisión lleva hasta su hogar sucesos que están sucediendo a miles de kilómetros de donde usted se encuentra.

El correo lleva hasta la puerta de su casa revistas, periódicos, y literaturas como ésta que estás leyendo en estos precisos instantes. La computadora hace cálculos y operaciones en milésimas de segundos, almacena información en espacios increíblemente pequeños. El teléfono te pone en contacto con cualquier persona, sin importar dónde se encuentre. Hoy en día, los misioneros de las iglesias cristianas pueden tomar un vuelo que los llevaría hasta las zonas más remotas de Africa, Asia Central, el corazón de la jungla o la zona más remota de la tierra en cuestión de horas.

La tecnología nos ha servido para unir las fronteras y nuestros pensamientos en un abrir y cerrar de ojos y el Evangelio está siendo anunciado con más efectividad que nunca.

No obstante a los ataques, la Biblia permanece siendo el libro más vendido, con un amplio margen de ventaja sobre otros libros. Anualmente la Biblia es vendida en todo el mundo más que cualquier otro libro. Ha sido traducida a más de 1,400 idiomas y dialectos.

La necesidad de los países de vender y comprar los productos de los otros, también los ha hecho intercambiar costumbres, rasgos culturales, modas, etc. Esta inter-relación sociocultural ha permitido que misioneros hayan podido penetrar y, por consiguiente, llevar la "buena noticia del reino" hasta regiones nunca soñadas. Regiones como el Tíbet en el centro de Asia, tribus africanas que aun viven en épocas que el hombre moderno superó hace siglos, regiones del Amazonas, donde todavía viven indígenas, países donde otras religiones son las oficiales tales como China (Budismo), la India (Hindú), Afganistán, Pakistán, Irán, Irak (Islamismo). ¡ Es posible que PRONTO hasta Cuba abra las puertas al Evangelio!

¿Por qué es necesario que la palabra de Dios
sea predicada en todo el mundo?

Resulta lógico pensar que si un juez es justo no puede condenar a un detenido por haber ejecutado una acción la cual le traería un castigo como resultado, pero del cual nadie le informó ni le advirtió. Por la misma razón, Dios en su indescriptible justicia nunca condenaría al hombre sin antes haberle "informado" o advertido acerca de lo que le sucedería. Veamos cómo desde el principio Dios le informó a su creación Adán y Eva las consecuencias que le traería desobedecerle y comer del fruto del árbol prohibido: "Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, le dio esta orden: 'Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, menos del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes, ciertamente morirás'. " (Gen. 1:15-17.)

El Apóstol San Juan nos dice: " Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo (Juan 3:16-17)". Con estos dos ejemplos, de los cientos que se pueden encontrar en la Biblia, queda demostrado cómo Dios advierte y pone claras las reglas de juego antes de tomar acciones en contra del hombre.

Por esto resulta indispensable estudiar las reglas que Dios ha establecido. Es importante conocer cuales acciones podrían acarrear castigos y cuales otras podrían acarrear recompensas. El castigo prometido a los que no cumplen con sus reglas es el dolor, la desdicha, la desesperanza y por último "…irán al castigo eterno (S. Mateo 25:46)". Ahora bien, para los que le buscan hay esperanza, alegría, gozo, paz y "precisamente lo que nos ha prometido Jesucristo: La vida eterna (1 Juan 2:25)"

hí están las dos alternativas
¿Cuál prefieres?
¿Cuál escoges?

La palabra de Dios está siendo anunciada rápida y efectivamente en todo el mundo. Jesús anunció que tal cosa tendría que suceder y que su Palabra habría de ser anunciada en todo el mundo antes de que el fin llegara. Anunció que habría guerras, terremotos, pestilencias, hambruna, etc. ¿Te suenan estos sucesos ajenos? Sabes que sólo ayer murieron 35,000 niños de hambre y mañana morirán 35,000 más. Te sorprende saber que nunca antes habían habido tantos terremotos como en los días actuales. ¿Has oído hablar del SIDA, el CÁNCER, la HEPATITIS C las cuales están diezmando la población mundial día tras día?

Es necesario que estemos preparados para lo que viene.

En los últimos tiempos la Biblia habla de un gobierno único en toda la tierra, de una sola religión, de una sola moneda, de la reinstauración de Israel como nación, de la reconstrucción del Templo en Jerusalén, de la búsqueda de la paz por parte del hombre, de un sello sin el cual no se podrá ni comprar ni vender (666) y de guerras entre reinos. En cada una de las ediciones de este medio de información que hoy intento entablar contigo, voy a continuar analizando cómo los tiempos actuales y el futuro cercano nos llevan a concluir que:

¡ESTAMOS VIVIENDO LOS ULTIMOS TIEMPOS!
"… Los malvados seguirán cometiendo maldades, sin entender lo que pasa, pero los hombres sabios lo comprenderán todo (Daniel 12:10)"

Te insto a que busques a aquel que vino y murió para que tú no tuvieras que perecer, sino que tuvieras la oportunidad de hoy poder decir que estás seguro de que te irás con él cuando él regrese por los suyos.

Para lograrlo sólo tienes que creer que él es tu Señor y Salvador. Confesar con tu boca que él murió por ti. Que estás dispuesto a entregarle tu vida, tus decisiones, tu corazón… y ¡El se encargará de hacerte el hombre más feliz de la tierra!

Sé que algunos pensarán: "Pero yo creo en Dios". Amigo mío:

¡Creer en Dios no es suficiente!

El apóstol Santiago nos dice: "Tú crees que hay un solo Dios, y en esto haces bien; pero los demonios también lo creen, y tiemblan de miedo (Santiago 2:19)".

Otros dirán: "Pero yo soy bueno, no le hago mal a nadie. Le doy a los pobre y ayudo al necesitado. Yo hago el bien". Todo eso está maravillosamente bien, pero… ¡No son tus obras las que te salvarán!

"Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que les ha sido dado por Dios. No es el resultado de las propias acciones…él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según él lo había dispuesto de antemano (Ef. 2:8-10)

¿Ves? Es sólo por la fe en Jesús que puedes lograr tu salvación. La Biblia nos enseña que las buenas obras son un producto de la salvación - éstas vienen después, no antes."

Otros dirán: "Tú llega al Cielo a tu manera que yo llegaré de la mía." Y aquí te hago una pregunta: ¿Naciste tú en la forma que quisiste o a través de tu madre? Pues para llegar al Cielo también hay una sola forma: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí (Jesús) se puede llegar al Padre." (Juan 14:6)

Y sé que habrá algunos que piensan: "Pero yo he cometido tantos pecados, he hecho tantas cosas malas, he mentido, engañado, robado, matado, he tenido abortos, me he divorciado, etc., etc." ¡TENGO BUENAS NOTICIAS PARA TI!

El único pecado que Dios no te perdonaría es haber blasfemado en contra del Espíritu Santo, y si tú lo hubieses hecho, puedes estar seguro que ni siquiera hubieras terminado de leer este mensaje que ahora te envío.

¡Hoy puedes comenzar una vida nueva!

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